TRASERO GRANDE, BUENA SALUD

marzo 7, 2009

¿Tiene un trasero muy grande? No se preocupe: puede ser una señal de buena salud.

La grasa corporal no es tan perjudical como parece. O al menos la que a menudo se ubica en los muslos y las nalgas.

Según una nueva investigación la grasa acumulada bajo la piel, o subcutánea, particularmente en esas partes del cuerpo, podría ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Durante mucho tiempo se ha sabido que esta enfermedad está relacionada a la obesidad.

En particular el riesgo de diabetes 2 se vincula a la llamada grasa visceral, ubicada en el área abdominal y que envuelve a los órganos del cuerpo.

Pero los científicos de la Escuela de Medicina de Harvard y el Centro de Diabetes Joslin, en Estados Unidos, afirman que la grasa subcutánea -la que se encuentra en caderas y muslos– puede reducir los niveles de insulina y mejorar la sensibilidad a esta hormona.

«Estos resultados podrían conducir a la búsqueda de sustancias compuestas de grasa subcutánea que puedan ser beneficiosas para el metabolismo de glucosa» afirma el doctor Ronald Kahn, uno de los autores del estudio publicado en Cell Metabolism (Metabolismo Celular).

¿Cuerpo de manzana?

En promedio, entre 80 y 90% de la grasa corporal es subcutánea, y el 10 o 20% restante es grasa visceral.

Según los autores, la obesidad en el área abdominal o visceral -la clásica «barriga de cerveza» o el cuerpo en forma de manzana- aumenta el riesgo de diabetes y mortalidad.

Grasa abdominal
10% de la grasa corporal está ubicada alrededor de los órganos importantes del cuerpo. Y se cree que obesidad en áreas subcutáneas -el cuerpo en forma de pera– puede reducir estos riesgos.

Para comprobar esa teoría, en el estudio llevado a cabo con ratones los científicos trasplantaron grasa de una parte del cuerpo de los animales a otra.

Cuando se retiró la grasa subcutánea y se colocó en el área abdominal, se registró una disminución en el peso, la masa de grasa y los niveles de glucosa en la sangre.

Los animales también se volvieron más sensibles a la insulina, la hormona que controla la forma como el cuerpo utiliza el azúcar.

Se cree que la primera etapa de la diabetes tipo 2 se inicia cuando comienza a fallar la respuesta del cuerpo a la insulina.

Pero cuando los investigadores retiraron la grasa abdominal y la inyectaron en otras partes del cuerpo no se registró ningún efecto.

Los autores concluyen que la grasa subcutánea es intrínsecamente diferente de la grasa visceral y ésta quizás produce sustancias que mejoran el metabolismo de glucosa.

Compensación

Según el profesor Kahn «lo más sorprendente fue descubrir que la variante más importante no es donde la grasa está localizada, sino el tipo de grasa».

Estos resultados podrían conducir a la búsqueda de sustancias compuestas de grasa subcutánea que puedan ser beneficiosas para el metabolismo de glucosa -Prof. Ronald Kahn, Centro Joslin de Diabetes
«Y todavía más sorprendente es el hecho de que no es que la grasa abdominal está ejerciendo efectos negativos, sino que la grasa subcutánea está produciendo buenos efectos», agrega.

Según los autores es posible que la grasa subcutánea compense los efectos de la grasa visceral.

Y creen que la grasa subcutánea quizás produce ciertas hormonas, llamadas adipokinas, que producen efectos beneficiosos en el metabolismo.

Si es así, afirman los expertos, se debe encontrar una nueva forma de analizar si el sobrepeso y obesidad de la gente son «sanos o dañinos«.

El actual Índice de Masa Corporal no diferencia entre los dos tipos de grasa y se considera perjudicial todo el peso que sobrepase los niveles establecidos.

Pero los expertos subrayan que es importante que la gente siga controlando su peso corporal con una dieta sana y ejercicio, ya que éstos tienen un impacto muy importante en los niveles de grasa visceral.

Los autores del estudio intentarán ahora identificar cómo se lleva a cabo la producción de adipokinas en la grasa subcutánea.

Y una vez identificado ese proceso, encontrar la forma de producir estas sustancias para crear un fármaco capaz de llevar a cabo la misma función.

Fuente: BBCMundo.com

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SOUVENIR DE VACACIONES: KILOS DE MÁS

febrero 14, 2009

Sandwiches en la playa y un rico heladito a la tarde. Una buena picada cuando cae el sol. Y para la cena, hamburguesas, pizzas, o un asadito con la familia o los amigos. En las vacaciones, la consigna pasa por cocinar poco y resolver rápido.

Además, en este tiempo dedicado al relax, se dejan de lado las actividades cotidianas, se duerme más, y uno se pasa la mayor parte del día en la reposera. ¿El resultado? En quince días se pueden llegar a engordar de 3 a 4 kilos, que pueden demandar una dieta de un mes y medio, o más, para perderlos.

La revelación asusta, pero está basada en datos reales a partir de un estudio llevado a cabo por la nutricionista Susana Aranda, responsable de dicha área en Sanatorio Diquecito, de Córdoba. Para llegar a estas conclusiones, la especialista se basó en las comidas a las que se recurre en vacaciones. «Hicimos un cálculo en base a un día tipo. Esto incluye desayuno, merienda, ingesta de dos facturas en algún momento del día, picada medida, algún sándwich y una comida en restaurante o asado. También se incluyó alguna gaseosa o bebida con alcohol. El estudio obtiene, en consecuencia, el consumo calórico típico y medido de una persona en vacaciones, sin caer en extremos», explicó.

Calorías a full

En un día de vacaciones, detalló Aranda, el consumo calórico diario oscila entre las 3.000 y 3.500 calorías. La cifra puede llegar a las 4.500 calorías en casos extremos. Hay que destacar que el requerimiento promedio de calorías para mantener el peso (no sumar ni restar kilos) es de 2.000 calorías por día. En consecuencia, «en vacaciones el exceso diario podría fijarse en unas 1.500 calorías«, dijo la licenciada.

Este exceso, multiplicado por los quince días promedio de vacaciones, redunda en un exceso de 22.500 calorías que no se queman. «Para formar 1 kilo de grasa corporal son necesarias 7.500 calorías de más. Entonces, el exceso de 22.500 calorías se traduce en un sobrepeso promedio de 3 kilos netos en apenas dos semanas. Sin embargo, puede sumarse cerca de 1 kilo más por retención de líquidos, aunque no formen parte del aumento neto de la masa corporal», detalló la nutricionista.

¿Cómo y en cuánto tiempo se bajan los 3 ó 4 kilos de más? Con una dieta promedio de 1.200 a 1.500 calorías por día se pueden bajar entre 500 gramos y 1 kilo semanal. Por lo tanto, los 3 ó 4 kilos incorporados en 15 días llevan, con una dieta medida, cerca de un mes y medio para ser eliminados.

La especialista aclaró que quienes tienen más sobrepeso tienden a bajar más rápido (por lo menos al principio) en iguales condiciones que quienes tienen unos pocos kilos de más.

Sin rutinas

La psicóloga rosarina Liliana Krieger, directora del centro Celk, que se dedica al tratamiento integral de la obesidad, dijo a Mujer que luego de las vacaciones suelen recibir mayor cantidad de consultas no sólo porque se sube de peso en dicho período, sino porque además, la gente comienza a pensar en el proyecto de adelgazar como un objetivo a cumplir a lo largo del año.

Las vacaciones, señaló Krieger, son «ideales» para aumentar de peso, tanto para los hombres como para las mujeres: «En la casa, cuando se cumple una rutina, hay más orden en las compras, en los gastos, más planificación de las comidas. Pero cuando estamos afuera, el orden cambia, los planes se hacen más elásticos y hasta se transforman en descontrol».

«En ese tiempo uno pretende descansar de todo lo que es vivido como obligación, incluido el hecho de cuidarse. Comer mucho, todo lo que uno quiere, sin límites, sin reglas, sin restricciones, implica sentirse libre de presiones y esto se traduce en excesos con la comida, con el alcohol, con los dulces», mencionó la psicóloga.

Estrategias

¿Es posible no caer en la tentación? Krieger opinó que se puede disfrutar intensamente de las vacaciones cuidándose en las comidas y regulando los gustos en calidad y cantidad «sin necesidad de sentir que uno está a dieta o teniendo que privarse de todo lo que a uno le gusta».

Agregó que se puede comer bien y rico, disfrutar del aire libre, de los paseos, el encuentro familiar, con los amigos, con la pareja, «en un cuerpo que esté libre de verdad, libre porque está liviano, porque no carga con el peso de tanto exceso».

Para Krieger, «el hecho de sobrepasarse con la comida y bebida sólo se disfruta un momento, después nos adormece, nos quita energías, nos aplasta y no nos permite gozar plenamente del descanso y la diversión».

Fuente: Revista Mujer

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